A REORGANIZAR EL MOVIMIENTO OBRERO PARA DEFENDER NUESTRAS CONQUISTAS HISTÓRICAS COMO CLASE TRABAJADORA

Declaración de la Agrupación de Lucha Socialista (ALS), 1ro de mayo de 2022

Este 1ro de mayo, las y los trabajadores junto a las masas explotadas y oprimidas de todo el mundo, saldremos nuevamente a las calles en una gran jornada de lucha, denunciando los dramáticos efectos que el Capitalismo está generando en todos los rincones del planeta sobre las condiciones de vida de la mayor parte de la humanidad. A contracorriente de las dirigencias sindicales charras, lacayas de las estructuras corporativas del Estado capitalista, que en esta fecha promueven actos protocolarios y burocráticos en los que prima el acarreo, la coerción y la manipulación para acrecentar el control y enajenación de la clase obrera, los sectores que nos reivindicamos independientes y democráticos tenemos que recuperar el contenido clasista y combativo del 1ro de mayo, para articular la resistencia por nuestras demandas inmediatas más sentidas así como por impulsar la lucha revolucionaria orientada hacia la destrucción del Capitalismo y la construcción de una nueva sociedad sin explotación ni opresión.

Crisis y guerras: acentuación de las contradicciones del capitalismo

Desde hace más de dos años vivimos una de las mayores crisis del sistema capitalista a escala global, expresada actualmente en el nulo crecimiento de la economía de los distintos países, la escasez y carestía de los recursos energéticos así como una escalada inflacionaria que está comiéndose nuestros raquíticos salarios. La recesión económica iniciada con anterioridad a la pandemia de Covid, se acentuó aún más con las nefastas estrategias implementadas por los diversos Estados capitalistas supuestamente para intentar frenar el contagio pero, en realidad, aplicadas para descargar sobre los trabajadores las consecuencias de la crisis, ejecutando despidos masivos, recortes a las prestaciones sociales y a la seguridad social, dando como saldo: millones de muertes por la pésima gestión de la enfermedad, el crecimiento de la pobreza, el hambre, la desigualdad y la violencia, a lo que se aúna la pérdida histórica de derechos y conquistas para la clase obrera y los sectores populares; todo ello, como parte de una ofensiva generalizada de la burguesía en contra de las condiciones de trabajo de la clase obrera a nivel internacional.

Asimismo, producto de la descomposición y decadencia del capitalismo, se acentúan las contradicciones del sistema a nivel mundial, una de cuyas mayores expresiones son las crecientes rivalidades entre las diversas potencias imperialistas que, intentando salir de la crisis, buscan apoderarse de mayores mercados, zonas de influencia y recursos, a costa del despojo de los pueblos así como del incremento del militarismo, el proteccionismo, las guerras económicas y los conflictos que, en este año, escalaron a niveles bélicos con la avanzada imperialista de la OTAN sobre Europa oriental y la criminal invasión de Rusia a Ucrania.

Sin embargo, en varios países,  la clase obrera y diversos sectores populares se han puesto de pie para enfrentar los ataques de la burguesía, oponiéndose a las medidas autoritarias implementadas por el creciente bonapartismo de los regímenes burgueses bajo el pretexto de la pandemia; impulsando huelgas y protestas contra los recortes salariales, las políticas  de ajuste y las reformas antipopulares aplicadas por los gobiernos; luchando contra los feminicidios, desapariciones y demás formas de violencia hacia las mujeres, exacerbada por la actual crisis; articulándose contra los megaproyectos de despojo del gran capital que depreda los recursos del planeta; llevando a cabo manifestaciones, boicots y diversas expresiones de solidaridad hacia el pueblo ucraniano en resistencia armada contra la ocupación rusa, entre muchos otros fenómenos cruciales de la lucha de clases alrededor del mundo.

Mitad del sexenio: crisis económica y desgaste político de la Cuarta Transformación

Toda esta serie de procesos que ocurren a nivel internacional se expresan también en México, donde el crecimiento económico aún no se recupera del declive iniciado en 2019 y las estimaciones de los bancos e instituciones financieras tienden a la baja, con una economía estancada en los principales ramos comerciales e industriales, a lo que se aúna un aumento incontenible del precio de los productos básicos debido a una inflación que no se había visto en décadas, generando una depreciación grave en el ingreso de las familias y la desmejora progresiva de las condiciones de vida de la mayoría de la población. 

La autodenominada Cuarta Transformación (4T) constituye un gobierno burgués que, por un lado, dice estar del lado del pueblo trabajador y, bajo la fachada de un discurso populista y nacionalista, realiza algunas reformas cosméticas del régimen político-electoral (con consultas de legitimación), otorga apoyos sociales de carácter clientelar hacia la población (becas y programas asistencialistas) e impulsa algunas empresas paraestatales (PEMEX, CFE, etc.) como mecanismo de la facción burguesa obradorista para controlar una mayor tajada de la riqueza del Estado; mientras, por otro lado, en esencia sirve a los intereses de los grandes capitales, tanto nacionales como extranjeros, continuando y profundizando los puntos esenciales de la agenda neoliberal, firmando acuerdos internacionales que vulneran nuestra soberanía (T-MEC, convenios migratorios, etc.), ampliando la militarización del país que fortalece la presencia del Ejército en la vida pública (Guardia Nacional) y aplicando políticas que benefician únicamente a la patronal y afectan profundamente a la clase obrera y a los sectores populares (Reforma educativa, laboral, a pensiones, etc.).

El gobierno de MORENA (partido en el que cada año ingresan más grupos y personajes de las viejas fuerzas políticas del régimen mexicano), se ufana de estar encabezado por AMLO, uno de los presidentes más votados en la historia de México; sin embargo, los niveles de aceptación de su administración han ido disminuyendo progresivamente conforme las millones de personas que lo eligieron han visto defraudadas sus aspiraciones de ver materializados cambios sustanciales en sus condiciones de vida. Ante este creciente desgaste, las fuerzas de oposición buscan capitalizar la desilusión entre la población con el actual gobierno acrecentando sus ataques mediáticos y frenando legislativamente las iniciativas del Poder Ejecutivo, preparándose para intentar desplazar a MORENA en las contiendas electorales por venir, lo que exacerba las pugnas entre las distintas facciones de la burguesía y los bloques de poder que las representan en las instituciones del sistema político mexicano (Congreso, INE, Suprema Corte, etc.). 

Ante ello, el gobierno obradorista busca vestirse con atuendos democráticos haciendo uso de mecanismos plebiscitarios hechos a modo como las consultas sobre megaproyectos, el referendo para encarcelar a expresidentes y el reciente ejercicio de revocación de mandato cuyos objetivos son: a) intentar retener los niveles de simpatía y apoyo popular de la actual administración, velando su paulatino desgaste y descrédito; b) dotar de legitimidad a sus proyectos estratégicos de infraestructura (Tran Maya, AIFA, Corredor Interoceánico, Termoeléctrica Huexca, etc.), ante el rechazo de los pueblos que resisten al despojo; c) encubrir la acentuación de sus rasgos bonapartistas (concentración de poderes en el Ejecutivo, mayor presencia  de las Fuerzas Armadas, criminalización y represión contra la protesta social, etc.); d) apoyarse de las masas para enfrentarse a la oposición, en las pugnas inter-burguesas al interior del régimen por el control del aparato estatal y de las ramas estratégicas de la economía (Reforma energética); e) utilizar los ejercicios de participación ciudadana como termómetro y puntal de los niveles de aprobación de MORENA de cara a los comicios que se realizarán al final del sexenio.

Reforma laboral neoliberal: injerencia imperialista vestida de democracia sindical

Es dentro de este contexto que el gobierno de AMLO ha echado a andar una serie de cambios en materia laboral que, aunque se presentan con un discurso en favor de las y los trabajadores, buscan vulnerar nuestros derechos básicos. El marco en que se encuadran estas modificaciones legales lo constituye la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en cuyo capítulo 23 (apartado laboral) se enuncian los lineamientos que mandata el imperialismo para que nuestro país adapte su régimen laboral a los requerimientos de productividad y paz social que necesitan los capitalistas nacionales y extranjeros para garantizar la rentabilidad de sus inversiones, es decir, para aumentar la superexplotación de la fuerza de trabajo de la clase obrera mexicana. 

La reforma a la Ley Federal del Trabajo aprobada el 1 de mayo de 2019 por el Gobierno, no sólo no elimina los vicios y perjuicios hacia la clase trabajadora producidos por las enmiendas hechas durante los sexenios pasados (subcontratación y contratos de protección patronal, limitaciones del derecho a huelga, informalidad y carencia de prestaciones sociales, antidemocracia y corporativismo sindicales, etc.) sino que, encubierto bajo el discurso de la democracia y transparencia sindicales, añade nuevos males a través del establecimiento del voto universal para la elección de dirigencias sindicales (con reglamentos amañados y procesos controlados por los mismos líderes charros), la obligatoria legitimación periódica de los contratos colectivos (vinculada a la titularidad del CCT por un sindicato mayoritario) y la eliminación de la afiliación sindical automática (con la posibilidad de prescindir en absoluto de la afiliación a un sindicato).

Estos tres elementos se nos han vendido como cambios de signo progresista pues, supuestamente, llevarían a democratizar la vida sindical y mejorar nuestras condiciones de trabajo; sin embargo, al representar los intereses de la patronal y de los inversores extranjeros, lo que en verdad busca el gobierno de la 4T con estas medidas es: 

  • desplazar a las antiguas dirigencias charras vinculadas a las anteriores administraciones y partidos de oposición, colocando a líderes afines y haciéndose de una base social propia (buscando establecer nuevos mecanismos de control corporativo hacia el movimiento obrero);
  • excluir todavía más a las bases de trabajadores de la vida interna y la toma de decisiones efectiva en sus sindicatos, estableciendo reglamentos antidemocráticos y amañados de elección de dirigencias sindicales, cuyos procesos quedarán bajo control de liderazgos enquistados o en disputa entre distintas facciones charras
  • minar la capacidad de organización y resistencia del movimiento obrero, fragmentando a los sindicatos nacionales y de industria, impulsando la conformación de nuevos sindicatos locales o sectoriales más pequeños y controlables; 
  • debilitar a los sindicatos como organismos para la defensa de nuestros derechos laborales, dando la opción al trabajador de pertenecer o no a un sindicato (fomentando la desafiliación); 
  • acrecentar la injerencia tanto de la patronal como del gobierno, e incluso del imperialismo, en la vida sindical de los trabajadores, al establecerse instancias de arbitraje y vigilancia externas en los procesos de elección, negociación y conflictos sindicales; 
  • recortar y, al largo plazo, eliminar paulatinamente los contratos colectivos de trabajo, fomentando su renovación periódica cuyo resultado quedará sujeto a una relación de fuerzas crecientemente desfavorable para los trabajadores.

Este discurso “progresista” y “democratista” de AMLO, que además se ha acompañado de aumentos al salario mínimo (mandatados dentro de las reglas del T-MEC, como vía para fomentar el retorno de fábricas a EUA y contener la ola migratoria hacia Norteamérica) contrasta con la política obradorista de cooptación a dirigentes sindicales, represión hacia huelgas y protestas obreras, así como despidos y recortes realizados bajo el lema de la “austeridad republicana”. Todo ello, bajo la anuencia o silencio cómplice de la mayoría de centrales obreras, incluso de aquellas que se reclaman democráticas e independientes, que no han movido un dedo ni han convocado al conjunto de la clase trabajadora a luchar en las calles para defender sus derechos y conquistas, sino que han claudicado a la política de unidad nacional ante la crisis y han impulsado de facto un pacto de paz social con la Cuarta Transformación.

Frente a este panorama, las y los trabajadores tenemos el reto y el deber de defender la independencia política, ideológica y organizativa del movimiento obrero y sindical, oponiéndonos al unísono a las nuevas reglas en materia laboral y a la nueva “cultura sindical” que, de la mano de la patronal y el imperialismo, intenta imponer la 4T. Para ello es imprescindible que las centrales obreras y sindicales que se reclaman independientes y democráticas convoquen a un Congreso Obrero Nacional en el que las y los trabajadores de los diferentes ramos podamos discutir e impulsar un Programa y Plan de lucha unitarios, poniendo en pie un movimiento nacional de trabajadores sindicalizados, precarizados y despedidos que pugne por la defensa de las conquistas históricas de la clase trabajadora, denunciando al T-MEC y sus normas laborales, rechazando el injerencismo en la vida de los sindicatos, luchando contra el charrismo y el corporativismo, pero de forma independiente, e impulsando desde abajo los métodos de la democracia obrera para democratizar y recuperar nuestros sindicatos como verdaderos órganos de lucha por nuestros intereses de clase.

En ese sentido, este 1ro de mayo, las trabajadoras y los trabajadores con conciencia de clase, debemos bregar por construir un referente unitario de organización, capaz de recuperar y ejercer nuestras formas tradicionales de lucha como la huelga y la movilización en las calles, preparando las condiciones para impulsar un Paro Nacional que frene la embestida neoliberal que continúa este sexenio contra nuestras condiciones de vida y de trabajo e, igualmente, para luchar por nuevas conquistas:

  1. por un salario mínimo base de $600 que cubra el precio de la canasta básica y suba conforme a la inflación, así como prestaciones de ley garantizadas a todos los trabajadores
  2. por una escala móvil de horas de trabajo, asegurando que todo trabajador tenga un empleo sobre la base de reducir la jornada laboral a 6 horas, sin menoscabo de los sueldos
  3. por la democratización e independencia de nuestros sindicatos, poniendo fin a los cargos vitalicios y expulsando a los charros, no mediante las nuevas reglas impuestas por el T-MEC sino recuperando los métodos de la democracia obrera directa desde los comités de base de los trabajadores; 
  4. ¡Abajo el T-MEC! ¡Cancelación de todos los tratados y convenios imperialistas! ¡Por la unidad de la clase obrera más allá de las fronteras, convoquemos una gran jornada de lucha trinacional contra el T-MEC y la imposición de sus reglas antiobreras en materia laboral!
  5. por la recuperación del artículo 123 constitucional, en el sentido del respeto al derecho a huelga, contrato colectivo, plena y libre sindicalización, pago de horas extra, basificación laboral, días de descanso y vacaciones, sistema de ahorro, etc. 
  6. ¡No más despidos! por estabilidad laboral y la completa eliminación del outsourcing y demás formas de flexibilización laboral, así como de los contratos de protección patronal y legislaciones antiobreras, ¡Abrogación de la reforma laboral neoliberal de la 4T!
  7. por el establecimiento de un sistema de cobertura universal, gratuito y de calidad para los trabajadores y sus familias en todos los servicios de salud, educación, vivienda y seguridad social
  8. por el fin de las afores individuales administradas por empresas privadas y el regreso al régimen solidario de pensiones y jubilaciones, gestionado bajo control colectivo de los trabajadores 
  9. por la nacionalización de todas las industrias y ramas estratégicas de la economía, bajo control de los trabajadores, conforme a un plan democráticamente elaborado para beneficio del pueblo trabajador
  10. las mujeres trabajadoras luchemos por ¡igual salario a igual trabajo!, alto a la discriminación, la violencia y el acoso sexual y laboral; por guarderías públicas en nuestros centros de trabajo, licencia de gravidez, permiso de lactancia y cuidados para mujeres y hombres, así como la creación de comisiones que atiendan las demandas de las mujeres en los sindicatos 
  11. por la construcción de un Partido obrero que luche decididamente por el establecimiento de un verdadero Gobierno obrero, campesino y popular en México.